En estos casos debe primar la educación, pero también la buena fe y la empatía, es decir la capacidad de ponerse en la piel de otra persona. Si sus vecinos han presentado queja por los ladridos constantes de sus perros durante ciertos momentos del día es muy posible que lo hayan hecho porque las molestias que les causa son reales y no por un intento de dañarla a usted personalmente.
Le recomendamos que trate de que sus perros no ladren tan continuamente para favorecer una mejor convivencia vecinal, le recordamos que los ruidos y molestias en el interior de edificios de viviendas pueden ser sancionados por la reglamentación de los Ayuntamientos y, si persiste el daño causado incluso por la vía penal.