PRESIDE una compañía líder mundial en el sector de la piedra, que hace 30 años era una empresita familiar. Sin triunfalismos, Francisco Martínez-Cosentino (Macael, 1951) cree que Andalucía ha tenido un avance importante.

-¿Qué fue para usted 1982?

-Eran los primeros años de vida de Mármoles Cosentino SA, accedí a la presidencia de la Asociación de Empresarios del Mármol de Macael, a la que dediqué seis intensos años. Y nació mi hijo Eduardo.

-¿Qué esperaba de la autonomía?

-La aspiración principal era que la Administración iba a estar más cerca de los ciudadanos y las empresas. Y más proximidad supone mejor conocimiento de los temas.

Dirige una de las marcas de más solera y prestigio del empresariado andaluz. Ignacio Osborne (Tenerife, 1953) es consejero delegado de una compañía fundada a finales del XVIII, seis generaciones atrás.

-¿Qué hacía usted en 1982?

-Trabajaba en una empresa noruega de ingeniería de plataformas de petróleo en Oslo, desde 1979.

-¿Recuerda sus aspiraciones sobre el papel de la autonomía en el desarrollo andaluz?

-Había vivido y estudiado la carrera en los años 70 en Madrid, y de ahí emigré a Noruega. Visto desde otro país, no tenía ninguna aspiración sobre la autonomía andaluza. No entendía para qué se diluían esfuerzos, en lugar de concentrarlos.