Universidad (I): Café para todas las provincias

Por Luis Sánchez-Moliní, jefe de Sección de Diario de Sevilla. Ilustración: Esteban

La Autonomía ha supuesto que se duplique el número de universidades en Andalucía:
han pasado de cinco a diez, una por provincia más la Pablo de Olavide y la UNIA. Esta estructura, sin embargo, podría peligrar en los próximos tiempos por su excesivo coste.

A principios de la década de los 80, cuando arrancó su autonomía, Andalucía contaba con cinco universidades. Dos de ellas exhibían con orgullo antigüedad e historia, Sevilla (1505) y Granada (1531), pero las otras tres acababan de nacer al socaire del dinamismo de la sociedad tardofranquista y la transición: Córdoba (1972), Málaga (1972) y Cádiz (1979). Tres décadas después, el número de universidades se ha duplicado gracias a una política autonómica que favoreció que todas las provincias andaluzas tuvieran su universidad, al igual que tienen su club de fútbol o su gran superficie de moda a bajo coste. Esta política fue aplaudida por unos y pitada por otros y promovió que, a partir de 1993, ciudades pequeñas como Huelva, Jaén o Almería pudiesen contar con sus propios rectores en los actos oficiales, algo nunca soñado hasta la fecha. Aparte, en 1997  se creó la Universidad Pablo de Olavide como la segunda de Sevilla y, en 1994, la Universidad Internacional de Andalucía con la intención de convertirse en el gran centro del posgrado andaluz y con sedes en Palos de la Frontera, Baeza, Málaga y Sevilla.

Los detractores de este café universitario para todos han apuntado el carácter de demagogia territorial de la medida autonómica, que banaliza y empobrece la institución universitaria. Asimismo, lo critican por fomentar aún más la pereza de la juventud para salir de la mesa camilla de su casa o por suponer un coste  añadido importante al tener que mantener aparatos administrativos excesivos, etcétera.

Por su parte, los que han defendido la medida destacan sus efectos beneficiosos en la necesidad de fomentar el equilibrio entre las provincias andaluzas para evitar los excesos del viejo centralismo madrileño, así como en lo beneficioso de tener universidades cercanas y pequeñas que sepan dar respuestas a problemas tanto generales como locales. Sea como fuere, lo cierto es que estas universidades han aportado a las ciudades pequeñas un considerable aumento de la materia gris y de clases medias profesionales, con todas las consecuencias positivas económicas y culturales que esto supone. Asimismo, el café para todos ha liberado a muchos padres de la angustia económica de tener que mantener a sus vástagos fuera del domicilio familiar en un país donde el empleo en la etapa universitaria es una costumbre inexistente, aparte de los concretos problemas de paro juvenil actuales.

La Junta de Andalucía, por su parte, siempre ha intentado mostrar la convivencia entre estas diez universidades como una auténtica arcadia en la que apenas existen conflictos. Aunque es cierto que el Sistema Andaluz Universitario (SAU) cuenta con un organismo  para su coordinación, como el Consejo Andaluz de Universidades y con un Distrito Único (DUA), también lo es que existe una auténtica guerra soterrada entre grandes y pequeñas universidades que, si bien no suele aflorar oficialmente en artículos y discursos, sí lo hace en las conversaciones entre bastidores con una virulencia que, a veces, asusta.
Todo indica que en el futuro se impondrá una racionalización del sistema universitario que puede pasar, según algunas iniciativas legislativas que ya se han barajado, por la unificación de universidades para, entre otros aspectos, optimizar los costes económicos. Parece que, después de tanto esfuerzo, las grandes universidades como las de Sevilla y Granada se impondrán finalmente a las pequeñas. El peso de la historia, una vez más, será fundamental.

Aunque la financiación, como suele ser habitual, es el caballo de batalla, lo cierto es que el actual modelo, adoptado a partir de 2007, se debe a las recomendaciones de la Comisión Europea. En él, con lógica implacable, se estima que el reparto del dinero se debe vincular directamente a la calidad. Así, un 30% de los fondos se asignan en función de los resultados en docencia, investigación e innovación, evaluando cuestiones tan diversas como el número de empresas tecnológicas creadas, la implicación del profesorado, las prácticas en empresas del alumnado o la producción científica.

Actualmente, la Junta dedica el 1,5% del PIB de la comunidad autónoma a financiación universitaria, esfuerzo que el actual Ejecutivo socialista se ha comprometido a mantener pese a la actual crisis económica. El pasado año se invirtieron 1.540 millones de euros.

En la última década, la financiación de las universidades andaluzas ha experimentado un incremento del 153,6%. Gracias a este espectacular aumento se han podido acometer ambiciosos proyectos de infraestructuras en todas las instituciones. Desde 2000,  la Junta de Andalucía lleva invertidos 1.000 millones de euros en la construcción y equipamientos de infraestructuras que, en muchos casos, han convertido viejos caserones polvorientos en modernas instalaciones aptas para una investigación y docencia modernas y adaptadas al Espacio Europeo de Educación Superior, el conocido como Plan Bolonia. En algunos casos no es exagerado decir que el resultado ha sido espectacular.

Precisamente, la adaptación al Plan Bolonia, culminada con éxito por todas las universidades andaluzas, ha sido uno de los grandes hitos de estos últimos 30 años, pero todavía es pronto para analizar sus ventajas y desventajas.

La Autonomía y las profundas transformaciones económicas, sociales y políticas que se han operado con ella han supuesto una auténtica revolución en las macrocifras universitarias. Si a inicios de los 80 había en Andalucía unos 80.000 alumnos universitarios, durante este curso se han alcanzado los 252.000 estudiantes. Aunque durante décadas se ha hablado de una inflación de matriculados, lo cierto es que la actual  crisis ha puesto en evidencia la muy superior empleabilidad de estos jóvenes frente a los que no tienen títulos universitarios. Incluso para emigrar, ya que la demanda de mano de obra de países como Alemania o Gran Bretaña es de titulados superiores preferentemente.

El espectacular aumento también se observa en el número de los profesores, que han pasado de los 8.000 de 1980 a los 18.000. Estamos hablando de un incremento muy interesante si se tiene en cuenta que se supone que un docente de Universidad es una persona altamente especializada en su campo y que genera investigación, criterio que, por desgracia, no siempre se cumple.

La Universidad ha servido también en estos últimos 30 años como una gran herramienta correctora de la discriminación de las mujeres. Tanto que actualmente el 55% de los estudiantes matriculados son féminas, que también suponen casi el  62,5% de los egresados. Si se tiene en cuenta que los titulados universitarios son los llamados a ocupar los principales puestos de responsabilidad, el dato puede considerarse más que positivo. Eso sí, en las universidades andaluzas, al igual que en el resto de la sociedad, se sigue observando un techo de cristal: de los diez rectores que existen en la actualidad, sólo una, Adelaida de la Calle, de la Universidad de Málaga, es mujer.

Espectacular también se puede considerar el aumento de la investigación universitaria, aunque hay voces críticas que señalan que  en Andalucía se investiga mucho pero mal. Si hace 20 años había en la comunidad autónoma 800 grupos de investigación, actualmente hay más de 2.000 (el 87%, adscritos a las universidades) y cerca de 30.000 investigadores, 15.000 de los cuales son doctores.

El tema de la investigación va ligado íntimamente al de la internacionalización, donde también se han realizado importantes esfuerzos. Gracias a las becas Talentia se han destinado 12 millones de euros desde 2007 en 409 jóvenes para mejorar su formación en centros punteros del extranjero.

Con café o sin café, con defectos y excesos, lo cierto es que el sistema andaluz de universidades ha dado un salto de gigante con la Autonomía. Ahora queda mantenerlo y, si se puede, aumentarlo, dos cuestiones más que difíciles en un panorama cada vez más ensombrecido.

7 Respuestas a “Universidad (I): Café para todas las provincias”

  1. andaluz dice:

    Omite irracionalidades como que para estudiar desde Ceuta haya que recorrer casi 300 kilometros, además de cruzar el Estrecho, cuando lo lógico sería que Ceuta estuviera adscrita a la Universidad de Cádiz, reconociendo así la vieja vinculación entra ambas. Lo mismo cabe decir de Melilla. Los ciudadanos de Almería, Jaén y Huelva tienen todo el derecho del mundo estudiar en su propia ciudad, otra cosa es el aldeanismo que pueda generar, del que por cierto tampoco está libre alguna Universidad “vieja”, como la de Granada, todavía bajo el síndrome de propiedad de “su distrito universitario”. También rezuma lógica la Universidad Pablo de Olavide, dado el enorme tamaño que ya alcanza el censo en Sevilla: la vieja Hispalense es la segunda de España en número de alumnos (bien que no en presupuesto por alumno). Por cierto: la Junta de Andalucía, como antes hiciera Madrid, lleva años bloqueando la Universidad Politécnica de Sevilla, lo que vuelve a denotar el poder de lo viejos clanes caciquiles sobre la Junta y que su apuesta por la Tecnología ews mentira. La única que sobra, pues solapa competencias y dilapida recurso es la UNIA, residuo franquista para atender a los adictos

  2. Ex-alumno de U. Pablo de Olavide dice:

    La Universidad Pablo de Olavide, de reciente creación, destaca por contar con un excelente profesorado.

    Esta excelencia, pilar básico del sistema, existe en otras Universidades, pero las Universidades cuentan con un alto número de profesorado adjunto (segundo “trabajo”) y cuyo rendimiento no es “siempre” el más adecuado para el aprendizaje del alumnado, cuyas carreras se sostienen por escasas Cátedras.

    Analizar la eficiencia del Sistema Universitario conlleva analizar si la duplicidad de carreras ofertadas se pueden impartir, o bien, reducir estas duplicidades en el ámbito de Andalucía para alcanzar el número óptimo de profesorado y alumnos.

    Este óptimo conlleva la movilidad del profesorado universitario y la eliminación de puestos de trabajo ineficientes, y por otro lado, reforzar el sistema de becas ya que los alumnos estarían obligados a trasladarse a otras provincias para realizar los estudios universitarios.

    Teniendo en cuenta que el 85% del presupuesto de una Universidad (sin inversiones) corresponde a gastos de personal, una planificación de la oferta universitaria en el ámbito Andaluz asignaría los recursos de una manera más eficiente.

    PD. La calidad de la docencia no se ha evaluado en este artículo, ni el nivel de inserción laboral en puestos de trabajo que han requerido el título universitario que el alumno ha superado.

  3. Académico dice:

    El verdadero problema es que el Sistema Universitario Andaluz es un gigante con los pies de barro. Las universidades andaluzas están, literalmente, en la ruina financiera y así es imposible hacer nada de calidad.

  4. Jerezano dice:

    La UCA es el típico ejemplo de universidad localista, más preocupada en funcionar como empresa local, dando empleo a múltiples enchufes. Nadie entiende el Campus en Puerto Real y el tardío y vacío Campus de Jerez, cuando Vigo o Gijón disfrutan de un Campus mucho más dinámico y social en sus ciudades. La UCA se ha preocupado en dotar de estructura económica a una ciudad, Cádiz, que si no fuera por el dinero público, no tendría cómo mantenerse, por encima del resto de la provincia y sus posibilidades.

  5. Alex dice:

    Sobre la “guerra” de las universidades un pequeño detalle: hará unos pocos años en los días que se realizaba en Jerez la Prueba de Acceso a la Universidad, se situó junto a al lugar donde se realizaban las pruebas sendos autobuses publicitarios de las Universidades de Sevilla y Huelva. La reacción de la Universidad de Cádiz fue virulenta; atacar a las Universidades de Sevilla y Huelva de querer “robarle” los alumnos (como si los alumnos de una provincia estuviesen sometido a algún tipo de servidumbre medieval a la universidad provincial) y comenzar a realizar propaganda en la radio como si fuera una superficie comercial. Por cierto, en el artículo no se menciona nada sobre la posición que ocupan las universidades andaluzas en los diversos rankings a nivel internacional o nacional ni los criterios objetivos que siguen para realizar comnparaciones (por ejemplo, tasa de abandono de los estudios, tasa de repeticiones de matrícula, tasa de números de tesis doctorales realizadas, etc.)

  6. Carlos dice:

    Soy alumno de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Granada, me encuentro terminando mis estudios, y a mi juicio, creo que hay demasiados alumnos universitarios para lo que nuestro país necesita, la verdad. En mi plan han entrado por año unos 400 alumnos, de los cuales creo que acabarán la carrera unos 300… y si ahora van a reducir la formación con el plan bolonia (bajo el paragüas de vamos a realizar carreras de mayor especialización y de grupos reducidos, que como no se multipliquen los profesores no sé como lo harán porque dinero para contratar a más no hay !!!)… si no hay trabajo para los que llevan 10 años en esto… a los jóvenes ingenieros les están pagando 500 € y se tienen que dar con un canto en los dientes señores… que van a hacer con aquellos chavales que salgan del plan bolonia… que van a estar peor preparados que nosotros, si peor preparados porque los masteres que realizarán a posteriori del grado, lo harán todos aquellos ingenieros de caminos que se encuentren parados, y que además tienen experiencia, es de risa lo de nuestros políticos… Ante este paronama, pedí una beca de intercambio para marcharme a Brasil para el curso que viene, para hacer allí el proyecto fin de carrera, con algo de libre configuración, e intentar quedarme allí en los próximos años trabajando, porque aquí… NO HAY MÁS CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER, no?? sabemos como va a acabar esto… Un saludo, y animo a los jóvenes que destinen su formación a la formación profesional, ya que encontrarán trabajo de calidad en poco tiempo, de verdad…

  7. Andrés dice:

    El mayor problema de la universidad es la endogamia que raya con el autismo a lo que necesita la sociedad de verdad. Competencia, escoger entre lo mejor, si viene de fuera mejor porque aporta cosas nuevas, y el que sigan existiendo gente disfrazada de sabios sin saber lo que es una empresa. No se puede enseñar a leer sin haber leído ni se puede enseñar a ser empleable si no has sido empleado o fundador de una empresa.