Volar drones, mucho más que una afición
La popularización de los drones para desempeñar tareas cotidianas y hasta como juguetes es un nuevo terreno para emprender en tecnología y una de las grandes apuestas para el futuro, junto con los robots y los coches que se conducen solos.
Estos vehículos aéreos no tripulados de pequeño tamaño se manejan con un control remoto y también a través de aplicaciones móviles instaladas en nuestro smartphone o tableta.
Como habitualmente los drones llevan integrados GPS, cámaras con diferentes características y sensores de diverso tipo, su uso se limitaba al militar, pero ya no. Agricultura, cartografía, urbanismo, inspección de infraestructuras, exploración de lugares de difícil acceso, monitorización del tráfico, control de fronteras, labores de vigilancia, protección de la fauna, detección de incendios, rescate y salvamento de personas, fotografía y grabación de imágenes profesionales -anuncios, bodas, conciertos, eventos deportivos- y hasta carreras de drones aparecen entre las utilidades de estos aparatos. Y sus aplicaciones no han hecho más que empezar a desarrollarse. Incluso hay un modelo que es capaz de transportar a una persona.
Uno de los usos más útiles para los drones es el del transporte de mercancías, aunque esta actividad aún no está regularizada legalmente. Amazon fue la primera hace un año en probar drones en Miami para repartir sus productos de una manera más rápida. Y la empresa nipona de comercio electrónico Rakuten probará este año un servicio de reparto a domicilio con drones con vistas a que el servicio esté operativo en el año 2020. Japón ya se propuso el pasado noviembre implementar un sistema de reparto de medicamentos a través de aviones no tripulados a zonas aisladas y con escasas instalaciones médicas para 2018.
Y es que los drones también son de utilidad en el ámbito de la salud; por ejemplo en la prevención de problemas respiratorios en la población con alergias: la empresa canaria Dronesphere ha patentado un sistema captador de partículas adaptado a los drones para tomar muestras aerobiológicas de forma fiable y selectiva en cualquier entorno. En el futuro, las personas alérgicas podrán conocer los niveles de presencia de polen en el aire en lugares determinados y estar prevenidos.
En la actividad agrícola, el buen uso de los drones va a permitir al agricultor ahorrar en agua de riego y fertilizantes, al poder estudiar el terreno desde arriba y analizar sus necesidades de cuidados en tiempo real. Entre otros usos, sirven para el deslinde y mapeado de terrenos o identificación de árboles o especies invasoras, para contar cabezas de ganado, etc.
El boom de estas aeronaves ha venido acompañado por la aparición de una nueva profesión: la de piloto de drones, un título que se puede obtener en una escuela autorizada por la Agencia Estatal para la Seguridad Aérea, AESA.
Y es que su utilización irresponsable o los drones dirigidos por personas con poca experiencia de vuelo son un riesgo para el tráfico aéreo. Por eso, entre otras medidas de seguridad, no pueden volar cerca de los aeropuertos. Entre los asuntos pendientes, además de hacer una regulación más exhaustiva, está la parte técnica, la de lograr la mejora de la autonomía de estos vehículos.
En el terreno emprendedor, el desarrollo de nuevos softwares, aplicaciones y servicios relacionados con los drones, con su control desde diferentes dispositivos, las rutas de vuelo, la transmisión en tiempo real y almacenamiento de la información que capta, la toma de imágenes aéreas y el reconocimiento del entorno, la personalización de tareas, etc, son áreas de innovación que contribuyen a multiplicar las posibilidades de estos aparatos.
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