Rafael Escuredo: “No hemos sido capaces de remar todos juntos”

Publicado en Nombres propios | Por José Aguilar, director de Opinión de Grupo Joly

RAFAEL Escuredo Rodríguez (Estepa, 1944) fue, junto a Manuel Clavero, el impulsor más decisivo de la autonomía andaluza. Los dos pagaron un alto precio por su compromiso con el autogobierno de esta tierra y su desafío al diseño territorial fabricado por los poderes fácticos de España. Clavero tuvo que dimitir como ministro de UCD. Escuredo ganó por goleada la Presidencia de la Junta de Andalucía, pero también la abandonó por la incomprensión de su partido. Treinta años después de su victoria electoral reflexiona, aquí, sobre lo que pudo haber sido y no fue.

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Educación (I): Más cifras que letras

Publicado en Radiografía | Por María José Guzmán. Redactora Jefe de Diario de Sevilla. Ilustración: Miki&Duarte

CUANDO la Transición había prácticamente culminado, el franquismo seguía sentado en los pupitres de las escuelas andaluzas, resistiéndose cual repetidor a una reforma que no acababa de despegar. La Junta de Andalucía asumió las competencias educativas en enero de 1983 sólo cinco meses después de constituirse el primer gobierno autonómico. La primera preocupación fue pagar las nóminas de los más de 50.000 profesores repartidos por 4.000 centros de enseñanza. El reto no fue garantizar que el sistema siguiera funcionando, sino poner en marcha una transformación que garantizara el derecho a la educación a toda la población.

Las tasas de analfabetismo, hace sólo treinta años, se asemejaban en Andalucía a las de cualquier país tercermundista: más de un 15% de la población. Uno de cada seis andaluces no sabía leer ni escribir, probablemente porque no había tenido acceso a las aulas y las tasas de absentismo eran inadmisibles; a los 14 años había muchos adolescentes colgaban la mochila, para trabajar o ayudar en las tareas domésticas.

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Educación (y II): La FP, una autopista al empleo

Publicado en Radiografía | Por Ana Beauchy. Redactora de Granada Hoy

MUCHOS de los que ahora dirigen los institutos públicos en Andalucía se iniciaron en la docencia hace más de 30 años en las escuelas de maestrías, que es como se denominaban los primeros centros de Formación Profesional (FP). Regulada por la Ley General de Educación de 1970, la FP siempre ha estado desglosada en dos etapas: la FP1 y FP2 y, a partir de 1990, de Grado Medio y de Grado Superior.

La FP de los 70 y 80 no estaba homologada a Europa y se consideraba una enseñanza de segunda. Las programaciones estaban diseñadas por los propios profesores y no se correspondían con las necesidades del mercado laboral. La mayoría de los alumnos que no superaban con éxito la EGB (equivalente a la Primaria) se metían en FP1 como única salida. “Los chavales venían sin ninguna base, por eso el fracaso en la FP era de más del 40%”, explica el director general de Formación Profesional de la Junta de Andalucía, Emilio Iguaz.

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Empleo: El eterno pecado andaluz

Publicado en Radiografía | Por Fede Durán. Jefe de Área de Grupo Joly Ilustración: Esteban

Dos parábolas explican a la perfección la mala correspondencia laboral que Andalucía ha mantenido con España en sus tres décadas de autonomía. La región siempre ha sido oveja negra, el último vagón del país, el de los lunes al sol, las deslocalizaciones, la paguita y la economía sumergida. Dos parábolas para darle alma a los números, a los por cientos, a ese diferencial en tasa de paro que nunca ha sido menor al 3,92% de 2006 -la cumbre de un lustro largo de abundancia- pero que ha marcado agujeros tan bestiales como los 11,55 puntos de 1997. Está la parábola del coche sin motor, velocísimo cuando viaja cuesta abajo (o cuando el ciclo económico es boyante) pero anulado si toca remontar una cuesta. Y está la del reloj de arena, ancho en la base y en la cúpula (o entre la gente con menor o mayor formación) pero de cintura (clase media trabajadora) demasiado estrecha.

En realidad, hay un buen puñado de teorías sobre el paro endémico andaluz. La recopilación proviene de distintos testimonios: los de Jesús Cruz Villalón, catedrático de Derecho Laboral y autor de la segunda parábola; Manuel Carlos Alba, especialista de la CEA en este ámbito y responsable de la primera; Manuel Pastrana, secretario general de UGT-A; Francisco Carbonero, su homólogo en CCOO-A; y Manuel Recio, consejero de Empleo de la Junta. Está la teoría de un tejido empresarial excesivamente localista y poco habituado por tanto a competir en el exterior (Carbonero, Pastrana). Está la del excesivo peso que los sectores estacionales (turismo, construcción, hostelería, campo) tienen en el bastidor macroeconómico de la comunidad (Cruz Villalón, Alba). La del “saludable empuje” de su población activa independientemente de la coyuntura (Recio). O la del escaso prestigio social del emprendedor (todos menos el consejero).

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Deporte: Una apuesta que genera ingresos y hasta campeones

Publicado en Radiografía | Por Francisco José Ortega. Redactor jefe de deportes de Diario de Sevilla. Ilustración: Rossell

APUNTEN los focos hacia Sergio Ramos, Marchena y Jesús Navas, los tres futbolistas que representaron a Andalucía en el mayor logro de la historia del deporte español, el Mundial de fútbol conquistado en Sudáfrica en 2010. Tres jóvenes de pueblo, de Camas, Las Cabezas de San Juan y Los Palacios, respectivamente, que recogían en Johannesburgo la copa más celebrada por todos los andaluces que gozan y sufren cuando hay un deporte por medio. Igual que sucediera con Felipe Reyes, Berni Rodríguez y Carlos Cabezas, los tres baloncestistas que formaban parte de los Chicos de Oro de la ÑBA cuando se subieron a lo más alto del podio universal en Japón en 2006. Para ellos fueron las mieles del éxito, pero lo que consiguieron no es más que la consecuencia de mucho trabajo, planificación y, por qué no resaltarlo, medios.

Cuando Andalucía se convirtió en comunidad autónoma y se creó por primera vez una Dirección General de Deportes dentro de la Consejería de Cultura que entonces dirigía Javier Torres Vela, allá por 1984, las infraestructuras deportivas en Andalucía eran precarias. Los niños, mayoritariamente, tenían que jugar al fútbol en algún descampado cercano a su domicilio, hacer canchas de tenis improvisadas en el asfalto de las calles, aprovechando que entonces el tráfico era mucho menor, etcétera. Hallar una barriada que tuviera cercana una cancha de baloncesto o una pista polideportiva ya iba creciendo en dificultades, todo lo más en algún colegio que pudiera estar dotado para ello. Y qué decir sobre una pista de atletismo para practicar el deporte rey. En Sevilla, por ejemplo, todo, o casi todo, se circunscribía al polideportivo de Chapina; y en Málaga, había que ir obligatoriamente a Carranque.

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