El tren ha pasado de ser un recurso en extinción a convertirse en la alternativa de transporte más cómoda y eficiente. La puesta en marcha del AVE marcó un hito en la vertebración regional, que todavía debe completarse con el eje de Alta Velocidad entre el este y el oeste.
La primera escena es en blanco y negro. Dos operarios alimentan la locomotora de vapor, que avanza por un punto indeterminado de la España de mediados del siglo XX: “¿Qué te pasa Antonio?”. “Ricardo, tú eres fogonero, y yo soy maquinista. Tu padre era fogonero y el mío maquinista. Y tu abuelo. Y el mío… Y ahora el hijo dice que quiere ser piloto”. “Igual tiene razón, y esto nuestro no tiene futuro…”. La segunda escena es en color. Antonio, que ya es un anciano, corre a través del monte en busca de su amigo para comunicarle la noticia: “¡Ricardo, Ricardo!”. “¡El nieto!, ¡el nieto va a ser maquinista!”. Mientras los dos personajes ven pasar un tren que circula como una bala, una voz en off concluye: “El tren vuelve a estar en el centro de nuestras vidas”.
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