Sistema financiero: Expansión y diáspora

Por Fernando Faces, Prof. Instituto Internacional San Telmo. Ilustración de Miki&Duarte

En 1992 las cajas alcanzan el 50% del mercado en depósitos y el 35% en créditos.  El crédito del sistema bancario en Andalucía era el 8% del total nacional en 1985, el 11% en 1992 y el 15% en 2008.  Es importante que Unicaja acierte para liderar un grupo financiero fuerte.

En los últimos treinta años hemos asistido a la mayor expansión y transformación del sistema bancario Andaluz de toda su historia. A partir del año 1982 inicia una expansión de activos, pasivos, oficinas y empleados que culmina en los años 2007-2008. Es conveniente distinguir entre sistema bancario en Andalucía, conjunto de entidades que operan en la región, y el sistema bancario andaluz, compuesto sólo por aquellas que tienen su sede en Andalucía. En el año 1982 el sistema bancario andaluz estaba compuesto por seis bancos, catorce cajas y trece cooperativas, hoy por tan sólo dos cajas y ningún banco, además de las cooperativas de crédito. Dado que el proceso de trasformación y concentración también acabará afectando a las cooperativas de crédito, es muy probable que, en un futuro próximo, el sistema bancario andaluz se reduzca a una caja de ahorros y una o dos cajas rurales.

El proceso de liberalización

¿Cuáles han sido los factores causantes de tan profunda transformación? Para explicar el inicio de esta potente dinámica, habría que remontarse al proceso de liberalización del sistema financiero español acometido por el Gobierno de UCD, en el año 1977, con Fuentes Quintana como vicepresidente. Un proceso que permitió la expansión de las cajas de ahorros fuera de sus territorios, permitiéndoles hacer todo tipo de operaciones financieras, que antes tenían prohibidas, incluidas el descuento comercial y las operaciones internacionales.

En la década de 1982-1992 el sistema bancario en Andalucía inicia un proceso acelerado de crecimiento del crédito. Las cajas foráneas empiezan a conquistar el territorio andaluz. Los equipos directivos de las cajas de ahorros se profesionalizan, pero no los consejos de administración. Las cajas se modernizan, instalan nuevas tecnologías y son pioneras en los nuevos canales de distribución, como los cajeros automáticos, TPV, oficinas telefónicas, banca on line, etcétera. Acceden a nuevos segmentos de mercado como las pymes y los mercados exteriores, siendo impulsoras de la cultura financiera de las familias y dinamizadoras del tejido empresarial. Su red de oficinas se expande, mientras los bancos reducen su red, dando lugar a un exceso de capacidad productivo que se hará insostenible una vez que estalle la crisis financiera.

En Andalucía los bancos empiezan a perder cuota de mercado  a favor de las cajas y de las cooperativas de crédito. En 1992 las cajas de ahorros alcanzan el 50% de cuota de mercado en depósitos y el 35% en créditos, siendo las cajas foráneas el principal elemento dinamizador, con un 9% en depósitos y un 4% en créditos. La variable más dinámica del sistema bancario en Andalucía es el crédito, que pasa del 8% del total nacional en 1985, al 11% en 1992. La reconversión de las cajas de entidades fundamentalmente de depósito en entidades de crédito, es un factor fundamental para explicar el dinamismo del sector inmobiliario y empresarial,  así como el creciente endeudamiento de las familias, que se dispara a partir de 1985. Por el contrario la capacidad ahorradora (depósitos), permanece estable entorno al 10% del total nacional. La relación de depósitos-créditos, empieza a crecer por encima de la media nacional.

Crisis del 92: Las primeras fusiones

La crisis de 1990-1992 frena el proceso expansivo del crédito y de la apertura de oficinas de las cajas andaluzas, y provoca un proceso de concentración de entidades financieras. Hasta el año 1994 no volverá a reanudarse el proceso expansivo. La crisis inmobiliaria de 1992, fue un anticipo de lo que, con más intensidad, ocurriría a partir del 2008. La excesiva concentración en el sector inmobiliario, la expansión del crédito y el alto endeudamiento de las familias, propiciarán la primera oleada de fusiones.

Esta crisis, puso de manifiesto las incipientes debilidades que se estaban incubando en el sistema financiero andaluz: exceso y superposición de oficinas bancarias, boom inmobiliario y concentración de riesgos, creciente endeudamiento, altos costes de explotación, y deterioro de la liquidez y la solvencia. Todo ello provocó un fuerte proceso de fusiones en busca de una mayor eficiencia. Por otra parte la creciente exigencia del Banco de España en los ratios de solvencia aceleró los procesos de concentración. De las catorce cajas andaluzas existentes en 1982, sólo quedarán seis en 1994 (Unicaja, el Monte, Cajagranada, San Fernando, Cajasur y Caja Jaén). La crisis del 1992 provocó la primera depuración del sistema bancario andaluz, y como resultado, cajas más  rentables y solventes, pero quizás todavía sin el tamaño suficiente para sobrevivir en el entorno extremadamente competitivo que traería el nacimiento de la Unión Monetaria Europea.

La explosión del crédito y el endeudamiento

Las dos últimas décadas se caracterizan por la explosión del crédito y el endeudamiento. En los diez últimos años el volumen de crédito se ha multiplicado por tres. Son varios los factores que lo explican, pero quizás el más importante es el escenario de bajos tipos de interés y de aumento de la competencia, como consecuencia del nacimiento de la Unión Monetaria Europea. Ambos factores son también básicos para la explicación del boom inmobiliario andaluz. Otros factores son el crecimiento de la renta y el PIB de Andalucía por encima de la media nacional, unido a la entrada masiva de cajas y bancos en el mercado financiero andaluz. En las dos últimas décadas el número de oficinas bancarias ha aumentado desde 35.300 hasta 43.000, siendo las cajas foráneas las principales responsables.

En el año 2000, por primera vez, el volumen de créditos supera el de depósitos, cambiando definitivamente un factor estructural de la Economía Andaluza. Andalucía se transforma de exportadora a importadora de recursos financieros. La participación del crédito andaluz sobre el total de España aumenta desde el 13% en 1992 al 15,38% en 2008, superando su participación en el PIB nacional. El ratio de créditos sobre depósitos, históricamente menor que la unidad, se multiplica por más de dos. Los créditos duplican a los depósitos a partir del año 2006. Esta tendencia va a determinar otro rasgo característico del sistema bancario andaluz: La creciente apelación a los recursos financieros de los mercados exteriores.

El ahorro andaluz es insuficiente para financiar el boom inmobiliario, y las entidades financieras andaluzas se ven impulsadas, a partir del año 2000, a captar recursos en los mercados exteriores, mediante la emisión y colocación de bonos, células y títulos hipotecarios. La creciente dependencia de los mercados exteriores, será uno de los puntos débiles del sector financiero a partir del año 2008. Durante todo este periodo las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito siguen ganando cuota de mercado a la banca, tanto en créditos como en número de oficinas. En este periodo la banca reduce su red territorial.

El resultado de esta explosiva dinámica es que en el año 2007, en la antesala de la crisis, el sistema bancario andaluz se encuentra fuertemente endeudado, con desequilibrios entre créditos y depósitos, con gran dependencia de los mercados exteriores, altos costos de explotación, caídas de márgenes por la excesiva competencia e inicio del deterioro del coeficiente de solvencia, exceso de capacidad productiva en oficinas y empleados y reducción de los niveles de eficiencia.

Todo eso se pone de manifiesto cuando el volumen de negocio financiero se desploma como consecuencia del estallido de la crisis. No obstante, hay que advertir la heterogeneidad de la situación de las entidades andaluzas en función de la prudencia y rigor aplicados tanto en la estrategia de crecimiento y  diversificación, como en el rigor del análisis y toma de riesgos financieros. En el extremo más negativo estaría Cajasur y en el más positivo Unicaja.

Reestructuración y diáspora del sistema financiero andaluz

El estallido de la crisis financiera puso al descubierto las debilidades acumuladas por el sector de cajas de ahorros en la última década. El Banco de España, en un principio, garantizó la solvencia del sistema bancario español, por su rentabilidad y ausencia de activos tóxicos. Lo que quizás no advirtió es que ocultaba en las entrañas de sus balances una singular subprime: el mayor montante de activos inmobiliarios problemáticos de toda Europa. El Banco de España infravaloró la concentración de riesgos en el sector inmobiliario, así como la profundidad y duración de la crisis financiera.

La exitosa experiencia del Banco de España en la resolución de crisis bancarias como la de los años 70, le llevó a pensar que el sector bancario podía sanearse a sí mismo, reduciendo sus gastos de estructura y aumentando las provisiones contra resultados. En el año 2009, se percató de que estas medidas eran insuficientes, creándose el FROB como mecanismo público para aportar liquidez y capitalización al sistema bancario español.

La primera señal de alarma de la gravedad de la crisis bancaria saltó en el mes de mayo de 2010, cuando el Banco de España se vio obligado a intervenir la Caja CCM en Castilla-La Mancha y Cajasur en Andalucía. El deterioro era más grave de lo que se podía esperar, lo cual determinó que en el verano de 2010 se aprobara la reforma de la Ley de Cajas de Ahorro. El objetivo era reestructurar el sistema de cajas de ahorro, eliminar el exceso de capacidad productiva, cambiar su estatuto jurídico convirtiéndolas en bancos, someterlas al rigor del mercado y dotarlas de una mayor capacidad de capitalización.

Años antes, en la década de los 90, el Gobierno andaluz lanzó la iniciativa de creación de una caja única. Una oportunidad perdida, por falta de liderazgo y visión de futuro,  que hubiera dado fortaleza  y garantizado su futuro frente a la crisis que se avecinaba. La crisis financiera y la reforma de la ley de cajas serán la causa de la diáspora de las cajas andaluzas en los últimos años. Tras la reforma de la ley, Cajasol se integra en el SIP de Banca Cívica junto a Caja Navarra y otras, y Cajagranada en el SIP de BNN con Caja Murcia. Cajasur ya había sido absorbida por la BBK. La única caja que se mantiene independiente y meramente andaluza es Unicaja, tras la absorción de Caja Jaén. La diáspora y desintegración del sistema bancario andaluz estaba consumada, aunque, su principal bastión, Unicaja, permanecía en solitario en el territorio andaluz.

Transcurrido un año, en 2011 ya se pudo comprobar que los resultados del Decreto de Reforma de las cajas no estaba siendo satisfactorios: habían predominado los intereses de las autonomías, se habían fraguado fusiones regionales entre cajas problemáticas resultando entidades inviables, los SIP resultaron muy complejos e inestables jurídicamente y se duplicaron los órganos de gobierno, que continuaban plagados de políticos. Por otra parte los test de estrés europeos pusieron de manifiesto el insuficiente saneamiento y falta de transparencia del sector bancario español.

La última reestructuración

Aunque en el mes de noviembre de  2011 el Banco de España había dado como finalizada con éxito la reestructuración de la banca, ante la evidencia de los problemas de acceso a los mercados financieros, del colapso del mercado interbancario y de la ausencia de crédito, el nuevo Gobierno del PP anunció el nuevo Decreto Ley 2/2012,  mediante el cual pretendía sanear definitivamente los balances bancarios, obligando a las entidades a provisionar 50.000 millones de euros con cargo a los resultados de 2012. Para las entidades que optasen por realizar nuevas fusiones, el calendario se ampliaba a dos años, el saneamiento con cargo a resultados o capital, y la ayuda del FROB, si fue necesario. El objetivo era claro, el Gobierno intentaba propiciar una mayor concentración del sector, fundamentalmente de las cajas de ahorro. Al 30 de marzo de este año, las propuestas de viabilidad de cada entidad tendrán que estar enviadas al Banco de España.

Banca Cívica y BMN buscan un nuevo socio con el que fusionarse. Unicaja, entidad que por su solvencia podría continuar en solitario, está trabajando en la fusión con Caja Duero, con dificultades de avance ante el impacto de la reforma financiera sobre la caja absorbida. En estos momentos, todos están hablando con todos.
Las únicas regiones que, presumiblemente, van a mantener una entidad financiera con sede regional son: Cataluña, Madrid, Aragón, Asturias, Murcia y Andalucía.

Es importante que Unicaja, último bastión del sistema financiero andaluz, además de las cajas rurales que también se están concentrando, acierte en su decisión, y lidere un grupo financiero fuerte, con sede en Andalucía, siempre bajo el criterio de que la entidad resultante tendrá que ser viable y solvente.

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